Conocer París: perderse para encontrarse en rincones que enamoran.

Igual la conoces o igual es tu primera vez. Pero es un destino de esos que hay que tachar en una lista de cosas por hacer (si no tienes una deberías). Conocer París de mayor. No vale la visita express y la foto en la Torre Eiffel que te hiciste con 5 años después de ir a ver a Mickey Mouse y a las princesas en cierto parque mundialmente conocido (y meto un ♥ porque quiero volver).

Vamos, que París nos tiene ganasSi esperas encontrar la típica guía con los monumentos indispensables de la ciudad en las que sólo te diga donde marcarte los selfies imprescindibles para tu instagram, este no es tu sitio, lo siento. Para qué contarte algo que otros muchos hicieron antes, o que puedan contarte en la primera oficina de turismo parisina nada más bajar el avión.

Tranquilos, estudiantes/licenciados en turismo, vuestro work está a salvo conmigo. Pongo (escupo) en un momentito los sitios indispensables para conocer París y lo dejo todo en vuestras manos. Ahí van. El Louvre, la Torre Eiffel, los Campos Eliseos, el Moulin Rouge, la catedral de Notre Dame, la Ópera Palais Garnier y la Basílica del Sagrado Corazón. Ya está, podemos continuar. Que más allá de ellos hay toda una ciudad por descubrir(nos).

Hablemos de parques. No todo debe ser un recorrido a carreras de un monumento a otro. París invita a respirar, a pararse, a observar. El Jardin Sauvage Saint-Vicent es uno de esos rincones, un parque salvaje que en pleno centro de París da vida (y oxígeno) a la ciudad. Otra opción es el Jardin du Panthéon, un panteón budista de 450 metros cuadrados con un jardín de inspiración japonesa, probablemente sea el lugar más zen de París. Ah sí, y el Bosque de Vincennes, donde podemos relajarnos dando un paseito en barca, like in the Retiro.

conocer París en este jardín de inspiración japonesa
Todos juntos: oooom ooooom oooom zzz

Si pensamos en barrios de París con encanto, hay algunos que enamoran. Saint Germain des Prés es uno de esos, el barrio de los intelectuales en la época dorada de París. Ahora está repleto de juventud, que da vida a cada uno de sus rincones. No puedes acabar de conocer París sin descubrir sus tiendas top llenas de encanto. Merece un paseo por allí. Y una parada en el Café de Flore (uno de los más míticos de la ciudad, ¡edificio histórico!) para pasar, si tienes tiempo, la tarde observando.

Otro barrio parisino con encanto que hay que conocer es Montmartre. Un barrio para descubrir el lado más bohemio de París, con una selecta ruta entre antiguas casas de famosos artistas. Sí, allí encontrarás también el Moulin Rouge y la Basílica del Sacre Coeur. Y recorriendo sus calles te sentirás dentro de la película Amélie.

Para visitar París y tomar algo, el café de flore
Invita a quedarse, i know it.

¡Ah sí, no me dejo los museos! Que lo del Louvre está muy bien, pero hay cosas curiosas y escondidas en París que igual quieres conocer. Como el museo de los objetos perdidos. Sí, como suena. Son piezas olvidadas en el metro, los buses o los taxis a lo largo de los años. Una forma curiosa de conocer la evolución de la sociedad francesa. O el museo del alcantarillado. O el del chocolate (que puedes fabricar tu propio chocolate, lo juro).

No te pierdas tampoco la escalera de las estrellas (Rue du Chevalier). Pásate por allí cuando anochece, las bombillas de los adoquines son una representación de las constelaciones. Tampoco tienes que olvidarte de pasar por la Rue du Chat qui Pêche, es la calle más estrecha de toda la ciudad de París (encontrarás una placa, léela parar descubrir por qué esta calle se llama «la calle del gato que pesca»).

Te invito a andar, a perderte por sus calles, es la mejor manera de conocer París (y cualquier otra ciudad). Perderse para encontrarse. Encontrar rincones y encontrarse a uno mismo. Hazlo, deja el Google Maps y las pintas de turista perdido y con prisas por un rato. Vive París, que lo de visitarla sin darte cuenta lo estarás haciendo al mismo tiempo.

Y permíteme confesar que asocio París a los libros, que no se escribir sobre ella sin pensar en las librerías. Que la culpa no es de otro sino de Máxim Huerta, que ha conseguido con su prosa descubrir que existe otro París más allá del tantas veces fotografiado y enmarcado. Y que muy posiblemente me haya hecho escribir así de esta manera este artículo.