Me he cansado de escuchar esto:
«Yo lo de aguantar en el avión lo llevo bien cuando son unas pocas de horas, pero cuando mis vuelos son de los largos larguísimos los minutos no pasan. Y me aburro. Me aburro mucho 😭. Es que no lo entiendo. No puedo entender por qué a ti no te importa pasar tantas horas en el avión. Eres más rara que un perro verde».
No soy rara.
Sólo he aprendido a disfrutar de mis vuelos.
Y desde que aprendí a hacerlo, nada ha vuelto a ser lo mismo.
Soy otra persona.
Venga, va, sólo quería exagerar un poquito. Ya me tranquilizo. Pero es que es verdad, jo. Que si sufres en tus vuelos es porque quieres. Hay mil motivos por los que disfrutar. Yo lo hago, cada nuevo vuelo es más top que el anterior. Todos mis vuelos son especiales.
- En mis vuelos, siempre procuro sentarme junto a alguien interesante.
- Lo mejor es que empiezo a ficharles mucho antes de subir al avión.
- Les reconozco por sus pintas indudables de viajeros mochileros.
- Si no encuentro a nadie, busco alguien dispuesto a escucharme a mí.
- Y le cuento mis penas, esas que mis amigos están cansados de oír.
- También aprovecho y les cuento lo que me han costado los vuelos, para que flipen.
- Y me acosan hasta que les cuento mi secreto: Airhopping.
- Y flipamos juntos y nos hacemos best friends forever.
- A ratos duermo, yes, pero soy incapaz de aguantar más de un par de horas.
- Así que vuelvo a la carga y molesto a las azafatas.
- Ah sí, en mis vuelos largos también como. Mucho. Demasiado.
- Y al final no me queda otra que pasearme, pasillo arriba, pasillo abajo.
- Bueno, eso si consigo salir de mi asiento sin despertar al pobre pasajero cuya cabeza ha caído sobre mi hombro.
- También cuento personas (cuento rubios, cuento morenos, cuento colores de ropa… Doy pena, no?)
- Y juego al veo veo si pillo algún niño buscando entretenimiento.
- Al final la cuestión es querer.
- Pero no ese querer, digo que sólo si quieres aburrirte te aburrirás.
- Yo no hago nada del otro mundo, vale. Pero yo no me aburro en mis vuelos.
- Y tú sí.
